La historia es un incesante volver a empezar.” dijo Tucidide, y no podría estar más de acuerdo…

…y como todas las historias, la nuestra también empieza desde lo más profundo de nosotros, desde cuando éramos pequeños e inocentes, cuando nos forjamos y desarrollamos nuestras pasiones y nuestros miedos. Fue en ese momento de mi vida que dentro de mí empezó a cobrar fuerza el sueño de vivir lejos del bullicio de las ciudades, cerca del oceano, quizas en un isla desierta, quizas en medio del Atlantico.

Con el tiempo, llegó la pasión por el windsurf, pieza clave que me ayudó en la toma de decisiones más grande de mi vida, dejar Italia, mi país natal, para volver a empezar desde cero, a los 30 años, en Fuerteventura.

La vida en la isla era otra cosa, empecé a comprender el valor de los pequeños placeres cotidianos, disfrutar sin prisa de la brisa, las olas, el oceano y los amigos; entre ellos se encontraba Ricky, uno de los compañeros imprescindibles de este viaje atemporal que estaba experimentando. Fue entonces cuando de forma casi fortuita, eligiendo una noche de luna llena para tener mejor visibilidad, decidimos organizar nuestra primera fiesta. Fue justo al lado de una cueva de la playa de sotavento, un rincón mágico a orillas de la laguna, y con el tiempo se transformó en toda una leyenda.

Nuestras “fiestas de la luna llena” empezaron a ser una costumbre, todos los meses decenas de personas se juntaban alrededor del fuego simplemente para celebrar la vida, entre amigos, entre musica, abrazos, risas y copas. Aquello fue mágico, y hay que vivirlo para contarlo, por eso al cabo de un tiempo pensamos que lo justo sería compartir esa alegría con más gente, porqué la felicidad es eso, compartir. Así nacieron los “Miercoles de leones” (en honor a la primera peli de surf de la historia del cine), nuestras fiestas semanales, las organizábamos en una escuela de surf de la zona y eran abiertas al público, todo el mundo podía participar y la estructura nos daba muchas más posibilidades. El éxito fue inmediato.

“Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”. Confucio

La idea de abrir un local donde hacer nuestras fiestas y que tuviese como palabra clave el “buen rollo” que nos caracteriza vino enseguida, y su inauguración no podía que ser durante una noche de luna llena, tampoco podía faltar el fuego, ni mucho menos las vistas al oceano. Era marzo de 2008 y el Tortuga acababa de nacer.

El bar tenia alma y espíritu propios, contagiosos y adictivos, en poco tiempo revolucionamos las noches de Jandía con fiestas temáticas, shows de fuego y musica en vivo; el Tortuga era el lugar seguro, cálido, divertido y lleno de vida que todos querían.

Estamos a 2021, y aqui seguimos… ¡HAY TORTUGA PARA RATO!

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